El termalismo enzarza a los políticos en la precampaña
electoral y augura nuevas discrepancias sobre el futuro de esta actividad
económica que podría ser clave en la ciudad, cuando se cumplen ocho años de la
aprobación unánime del Plan Estratégico Termal de Ourense, la guía de
actuaciones encargada por un gobierno local del PP y aprobada por consenso al
comienzo del primer mandato del bipartito PSOE-BNG.
Ocho años después, el futuro termal de la ciudad vuelve a
estar en el punto de mira de los políticos, que tienen un Plan aprobado
entonces y donde casi todo está aún por hacer; porque más del 95% de los
proyectos que se aprobaron entonces están sin ejecutar, salvo por la apertura
del Centro de Musealización de As Burgas, inaugurado en el mandato socialista,
y la construcción de una bouvette en el entorno de As Caldas (barrio de A
Ponte), conseguida pero sin inaugurar y sin uso porque son precisas nuevas
obras para que pueda abrir con agua termal, ya que actualmente está conectada a
la red de abastecimiento de agua potable.
Realmente, la complejidad del desarrollo termal en una zona
tan sensible como son As Burgas -no hay que olvidar los sondeos de Xardín das
Burgas para construir un hotel-balneario, que dañaron el caudal de las
fuentes-, la difícil disponibilidad de los terrenos -la tramitación fue larga y
conflictiva, y acabará en los tribunales-, la costosa remodelación de la vieja
cárcel para convertirla en el recinto termal por excelencia y, sobre todo, la
crisis económica, que frenó toda iniciativa tanto en el centro de la ciudad
como en el entorno del río -ahí están los planes de Caldaria o de Copasa para
construir sendos hoteles, pendiente desde hace tiempo-, han complicado
enormemente la ejecución de aquel Plan Estratégico, modelo de consenso, dijeron
en aquellos momentos los miembros de la Corporación municipal. En ese contexto
hay que recordar que es el entorno de las fuentes públicas el objetivo
primordial del desarrollo termal. Ahí, la vieja prisión de la calle Progreso
estaba llamada a convertirse en el gran hotel "boutique" de cuatro o
cinco estrellas, mientras el solar de Xardín das Burgas se "uniría"
al de Baños de Outeiro de forma que el primero se centraría en el
aprovechamiento de las aguas que hay en el subsuelo y que afloran en superficie
por la poca profundidad del acuífero, mientras el segundo acogería un hotel de
tres estrellas ligado al uso del agua del solar anterior.
El Plan buscaba también uso termal al colegio de las
Josefinas, con las que se negociaría un traslado, para convertir su parcela,
colindante con las fuentes, en una gran plaza que uniría las termas con los
establecimientos hoteleros del otro lado de la calle.
Todo ello queda aún lejos de cumplirse porque las
negociaciones son complejas y aún hay que obtener el terreno. Y ahí está la
propuesta del actual gobierno socialista, que finalmente, y a instancias del
BNG, optó por la expropiación, que todavía debe ser aprobada inicialmente y que
depende ahora de los últimos informes técnicos.
Por el medio, las elecciones municipales y otro posible
planteamiento, el de la candidatura del PP, de frenar para buscar la seguridad
jurídica que necesita esa fórmula.
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La Región
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